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“Il trovatore” en el Teatro Solís de Montevideo: Grandes figuras en un accidentado estreno
En un clima de cierto malestar por los reclamos gremiales de los empleados municipales, se presentó el primer título de la temporada lírica de Montevideo. Por Ernesto Castagnino (enviado especial a Uruguay)
 

Grandes figuras en un accidentado estreno
Teatro Solís, Montevideo
Viernes 15 y sábado 16* de agosto, 20.00

En el centro, Mariana Pentcheva (Azucena), en el primer cuadro del segundo acto de Il trovatore, Teatro Solís, Montevideo, 2008

IL TROVATORE, ópera en cuatro actos de Giuseppe Verdi. Dirección Musical: Federico García Vigil. Régie, escenografía e iluminación: Roberto Oswald. Vestuario: Aníbal Lapiz. Escenógrafo asociado: Christian Prego. Elenco: Carlo Ventre / José Azocar* (Manrico), Sara Galli / Sandra Silvera San Martín* (Leonora), Luis Gaeta / Leonardo López Linares* (Conde de Luna), Mariana Pentcheva / Cecilia Díaz* (Azucena), Ariel Cazes / Marcelo Otegui* (Ferrando), Sandra Scorza / Silvana Saldías* (Ines), Diego Regio (Ruiz), Andrés Prunell (Viejo gitano), Alberto Fernández (Mensajero). Orquesta Filarmónica de Montevideo. Coro del SODRE, director: Antonio Domenighini.

El día del estreno ya se informaba en el diario El País acerca de los conflictos generados por la iniciativa de los empleados del Teatro Solís y de la Orquesta Filarmónica de no adherir al paro de municipales que se viene desarrollando en Montevideo. El comienzo de la función se retrasó más de una hora, ya que los músicos habían decidido, como medida de fuerza, boicotear el comienzo de cada función, según informó un delegado por micrófono. Lo curioso fue la reacción del público frente a las explicaciones del director del teatro, Gerardo Grieco, y del director de la orquesta, Federico García Vigil. Apenas podía escuchárselos debido al griterío y silbatina general. La función comenzó en el marco de esta falta de empatía entre el público y los responsables del hecho artístico que se iba a desarrollar, lo cual sin duda repercutió en el desempeño general. Afortunadamente en la segunda función el público se mostró más solidario con los músicos, escuchando en silencio y luego aplaudiendo al integrante de la orquesta que explicó la medida.

La propuesta escénica de Roberto Oswald, responsable de la régie, escenografía e iluminación resultó poco atractiva y monótona. A un fondo fijo realizado con sus consabidas gigantografías se superponían distintos elementos que diferenciaban cada escena. Los numerosos cambios de decorado implicaban casi diez minutos a telón cerrado, lo que alargó la ya extensa noche, atentando además contra la fluidez dramática, característica que esta ópera precisamente no derrocha. El equipo Oswald-Lapiz optó por un planteo rigurosamente ajustado al libreto, logrando momentos de preciosismo visual en los cuadros congelados con que finalizaba cada acto y que demostraron un estudio profundo de la iconografía barroca española.

Sara Galli (Leonora), Carlo Ventre (Manrico) y Luis Gaeta (Conde de Luna) en el cuadro segundo del primer acto de Il trovatore, Teatro Solís, Montevideo, 2008

Como ejemplo de la envergadura musical que tiene Il trovatore, está la anécdota en la que a Arturo Toscanini se le solicitó su opinión sobre la posibilidad de montarla:

 
Publicado el 31/08/2008
     
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