Mucho abanico y pocas nueces
Teatro Avenida, Av. de Mayo 1222 / Juventus Lyrica
Sábado 14 de julio de 2007, 20.30

Sonia Stelman (Doña Francisquita) y Norberto Fernández (Fernando) en el
segundo acto de Doña Francisquita, Juventus Lyrica, Teatro Avenida, 2007

DOÑA FRANCISQUITA, comedia lírica en tres actos y cuatro cuadros de Amadeo Vives. Dirección musical: Susana Frangi. Puesta en escena: Oscar Barney Finn. Principales intérpretes: Sonia Stelman (Doña Francisquita), Norberto Fernández (Fernando), Susanna Moncayo (Aurora, la Beltrana), Gustavo Ramos (Cardona), Lucila Ramos Mañé (Doña Francisca), Fernando Núnez (Don Matías), Fernando Grassi (Lorenzo Pérez), Nora Plaza (Irene, la del Pinto). Coro Juventus Lyrica, maestro preparador: Miguel Pesce. Ballet de José Zartmann. Escenografía: Emilio Basaldúa. Vestuario: Mini Zuccheri. Iluminación: Leandra Rodríguez. Coreografía: José Zartmann.

Para su obra maestra, Doña Francisquita (1923), el compositor Amadeo Vives se basó, junto a sus libretistas Federico Romero y Guillermo Fernández Shaw, en La discreta enamorada de Lope de Vega, de la que conserva el tono de comedia de equívocos con los consabidos clichés: el viejo burlado, la joven emprendedora y astuta, el enamorado lánguido y maleable, su más despierto amigo, entre otros. La preocupación de la burguesía por encontrar un "buen partido" para las hijas mujeres dio lugar, durante más de dos siglos, a entretenidas pero desiguales piezas teatrales y óperas.

En esta nueva producción, el problema surge al no existir una visión clara en la dirección escénica que revitalice el sentido de la obra y permita al espectador volver a sorprenderse y divertirse. Nada hay más efectivo que el "contagio" que se produce en el público cuando, quienes están arriba del escenario, se divierten y creen en lo que están haciendo. No fue el caso de esta propuesta de Oscar Barney Finn que no logró convencer escénicamente. La efectividad de una puesta de zarzuela, donde la acción dramática debe fluir entre números cantados y hablados, reside más en una buena labor de conjunto, con actuaciones convincentes y gran despliegue de colorido español, que en cantantes dotados vocalmente. Vamos por partes...

La dirección musical a cargo de Susana Frangi, firme y entusiasta, logró inspirar a la orquesta para darle fluidez y encanto a una partitura rebosante de motivos españoles: aportó el mejor momento de la noche, junto al Ballet de José Zartmann, en el Fandango del tercer acto, momento que hizo recordar al público para que estaba allí, confirmándolo con un caluroso aplauso que obligó a un bis.

Susanna Moncayo (Aurora) y Fernando Grassi (Lorenzo Pérez),
primer acto de Doña Francisquita, Juventus Lyrica, Teatro Avenida, 2007

Los roles principales a cargo de Sonia Stelman (Doña Francisquita) y Norberto Fernández (Fernando) estuvieron bien cantados, la "Canción del ruiseñor" mostró un dominio acertado de la coloratura y "Por el humo se sabe" le permitió al tenor lucir un cálido timbre. Lamentablemente ni ellos, ni el resto del elenco logró encontrar el tono adecuado de vodevil, con los elementos picarescos y sentimentales propios del género. El encanto y la candidez de los jóvenes enamorados rozaron la ingenuidad bobalicona. Lucila Ramos Mañé como Doña Francisca, además de llevarse el premio al peor acento español, bordeó el grotesco y Fernando Núñez como Don Matías, el anciano burlado, caracterizó un padre senil haciendo poco creíbles los momentos de autoridad y vigor. Mejores dotes actorales las de Gustavo Ramos como Cardona, dominando la escena en sus apariciones. La voz de la mezzosoprano Susanna Moncayo en el rol de Aurora, rival de Doña Francisquita, mostró signos de un prematuro desgaste, con bruscos y desagradables cambios de timbre en el pasaje de un registro a otro. Su caracterización de la seductora actriz recordó más a una arrabalera del Abasto que a esta mujer sensual y descarada, prima lejana de la Carmen bizetiana. El coro tuvo una correcta actuación en el célebre "Coro de Románticos" pero careció de fuerza en el "Canto de la juventud" y la "Cofradía de la Bulla", verdadera explosión de alegría joven.

Susanna Moncayo (Aurora) y Gustavo Ramos (Cardona) en el centro,
tercer acto de Doña Francisquita, Juventus Lyrica, Teatro Avenida, 2007

En la mayoría de los intérpretes el acento español sonaba desdibujado y tosco, impidiendo recrear un ambiente madrileño que tampoco la escenografía ideada por Emilio Basaldúa ayudó a evocar. El tablado que dominaba la escena entorpecía los movimientos de cantantes y coro, aunque resultó efectivo en el cuadro bailado. Parecía difícil que entrara un abanico más en el escenario (un gran abanico al fondo enmarcado por tres hileras verticales de cada lado), cuando para sorpresa de todos aparecieron dos más desplazándose lateralmente con lucecitas de colores que intentaban recrear un cielo estrellado. Afortunadamente tanto el diseño de la iluminación de Leandra Rodríguez como el vestuario de Mini Zuccheri acertaron en el tono y la atmósfera de este género típicamente español, y los alegres y entusiastas bailarines liderados por José Zartmann brindaron al público un momento de auténtico disfrute.

En resumen, una experiencia que no logró reavivar el calor de aquellas funciones de zarzuela que algunos recordamos haber disfrutado de niños con nuestros abuelos.

Ernesto Castagnino
Julio 2007
ecastagnino@tiempodemusica.com.ar

Imagen gentileza Prensa Juventus Lyrica. Fotografías de Liliana Morsia.

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