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"La fille du régiment" en el Teatro Municipal de Santiago de Chile: Una hija digna de su padre
La opéra comique de Donizetti se ofreció en una muy buena puesta en escena de Emilio Sagi, protagonizada por Sumi Jo y Bruce Sledge. Por Cristóbal Astorga Sepúlveda (colaborador desde Santiago de Chile)
 

Una hija digna de su padre
Teatro Municipal de Santiago de Chile
Sábado 16 de junio de 2007

Sumi Jo como Marie, La fille du régiment, primer acto, Teatro Municipal,
Santiago de Chile, 2007

LA FILLE DU RÉGIMENT, ópera en dos actos de Gaetano Donizetti. Dirección musical: Andriy Yurkevych. Dirección de escena: Emilio Sagi (reposición a cargo de Javier Ulacia), Escenografía e iluminación: Enrique Bordolini. Vestuario: Imme Möller. Reparto: Sumi Jo (Marie), Bruce Sledge (Tonio), Andrea Concetti (Sulpice), Victoria Livengood (Marquesa de Berkenfield), Sergio Gallardo (Hortensius), Nelly Meruane (Duquesa de Crakentorp), Marcelo San Martín (un caporal), José Castro (un paisano). Orquesta Filarmónica de Santiago. Coro del Teatro Municipal, director: Jorge Klastornick.

La fille du régiment (La hija del regimiento) se ubica entre los últimos títulos compuestos por Donizetti. Durante algún tiempo fue más conocida en su versión italiana, pero hoy se monta casi sin excepciones en su original francés. Las dificultades vocales no son menores, exigiendo una dupla protagónica de primer nivel, además de demandar a todos sus intérpretes la participación activa en los diálogos (se trata de una opéra comique) y una dosis no menor de humor. Todo esto fue ofrecido en el segundo título de la temporada del Teatro Municipal, mostrando que las puestas en escena llamadas "de autor" no se reducen a mera provocación.

Se repuso en Santiago la puesta en escena de Emilio Sagi que ha dado la vuelta al mundo (actualmente disponible en devedé en Decca). Ella situó la acción en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, lo cual obliga a efectuar algunos cambios en el libretto y otros en la pronunciación de los nombres, pero en general la puesta ha respetado la obra ofreciendo un espléndido ejemplo de actualización. Hay sin embargo algunas cuestiones contraintuitivas no resueltas: ¿cómo se produce la crianza de una veinteañera en una guerra donde franceses y estadounidenses entran en contacto durante escasos años? ¿dónde exactamente se desarrolla la acción? A pesar de ello, el primer acto resulta bastante redondo, mucho más que el segundo en el cual parecieran faltar objetos (y otros sobran, como la muy plana alfombra). La dirección escénica es cuidada y aprovecha la empatía que la trama genera en el público. La pantomima de los sirvientes en el acto segundo saca muchas risas, aunque no deja de ser ingenua. En general, el humor que se percibe es siempre cándido e inocente, aunque corre el riesgo de tornarse un poco bobalicón.

Sumi Jo fue una Marie correcta, todo encanto y naturalidad. La voz es pequeña, como si proviniera de una cajita musical, de timbre dulzón, aunque de agudos algo insípidos. No es mucho lo que Jo hace en el complejo "Il faut partir", y todas las veces que se vio en apuros, intentó salvar la situación con un agudo. A veces el efecto funcionó, otras no. Bruce Sledge es un tenor excepcional. Si bien hubiese sido más interesante oírlo en Rossini, fue un gusto contar con un Tonio italiano de técnica y agudos seguros. Es de esperar que podamos volver a oírlo, en especial considerando que el Teatro Municipal ha venido montando Rossinis de muy buen nivel; quizá sea el momento de arriesgarse con alguno de los títulos napolitanos del cisne de Pésaro.

Andrea Concetti fue un Sulpice atractivo y coqueto, en particular al lado de la extravertida Marquesa de Victoria Livengood. La mezzo estadounidense ya nos había visitado dos veces (con una inolvidable Giulietta en Contes d'Hoffmann) y se la disfruta mucho en un rol como este. La voz mantiene su zona grave sensual y trastornante, pero está algo falta de control; de todas formas el papel se presta para ese tipo de ejercicio, alla Regina Resnik. Nelly Meruane asumió el rol declamado de la Duquesa de Crakentorp, muy bien encuadrada con el resto de los invitados, podría habérsele dado alguna línea extra.

Andriy Yurkevych dirige con conocimiento de la partitura, haciendo incluso que la olvidada obertura suene interesante. Si bien Donizetti nunca ha sido un reto demasiado grande para las orquestas, hay que reconocer que sonó menos frío que otras veces (por ejemplo, el Roberto Devereux de Benini). Un espectáculo globalmente sin manchas, sin duda entre los dos mejores títulos de la temporada. Una muestra, también, de cómo una buena puesta en escena puede hacer un trabajo enorme a la hora de aproximar una trama al público.

Cristóbal Astorga Sepúlveda
Santiago de Chile, Junio de 2007
kastorgas@tiempodemusica.com.ar

Imagen gentileza Prensa Teatro Municipal de Santiago de Chile. Fotografía de Juan Millán T.

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Publicado el 14/07/2007
     
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