Philip Glass, foto de Annie Leibovitz, 2003
Hablar de un compositor viviente es, para el estudioso, un desafío extremo. El reto de desenmarañar una obra que está en expansión puede hacernos dar síntesis equivocadas sobre el estilo de ese compositor, o quizá no. También que el creador hable de sus propias composiciones -e incluso ofrezca una manera de clasificarlas, como fue el caso de Alberto Ginastera- puede generar confusiones en nuestra labor de investigación. Nuestras apreciaciones también estarán influenciadas por el contexto actual: no es lo mismo hablar de Beethoven o Mozart que de Gerardo Gandini o Karlheinz Stockhausen.
Este artículo intenta abordar de cierta manera la obra de Philip Glass, al cumplirse el pasado miércoles 31 de enero de 2007, setenta años de su nacimiento. Este abordaje incluirá datos biográficos y apreciaciones teórico-estéticas de algunas composiciones del norteamericano. Sé que esta aproximación no será acabada por lo expuesto más arriba, y que seguramente generará controversia. Pareciera ser que la palabra minimalismo en el campo musical académico argentino -como también quizá en el resto del mundo occidental- genera cierta mirada negativa hacia el objeto musical que adhiere a determinados principios constructivos, como lo hace Glass.
Se me preguntará por qué dedicar un artículo a ese compositor tan poco original y que vive de la repetición. Ese será mi desafío como divulgador de la música, que siente verdadera admiración por algunas de las obras de Philip Glass. Por eso le propongo, señor lector, que entre en el mundo glassiano -como yo lo hice una vez allá hace tiempo- de una manera no prejuiciosa y, por qué no, abierta al placer.
1. Al encuentro del minimalismo y sus derivaciones
2. Escenas operísticas del siglo XX o la ruptura de la lógica operística
3. Glass repite Glass o al encuentro de una lógica musical
4. Conclusión: De clasificaciones y sensaciones / Bibliografía
1 2 3 4 5 >
Próximo
|