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"Madama Butterfly" en el Luna Park: Una mariposa megafónica
Por Javier Villa
 

Una mariposa megafónica
Luna Park, Bouchard 465
Lunes 4 de septiembre de 2006, 20.30

Eiko Senda como Madama Butterfly, primer acto, Luna Park, 2006

MADAMA BUTTERFLY, drama lírico de Giacomo Puccini. Dirección musical: Reinaldo Censabella. Puesta en escena: Daniel Suárez Marzal. Escenografía e iluminación: Juan Carlos Greco. Vestuario: Mini Zuccherini. Dirección del coro: Miguel Martínez. Reparto: Eiko Senda (Cio-Cio-San), Gustavo López Manzitti (Pinkerton), Omar Carrión (Sharpless), Alicia Cecotti (Suzuki), Mirko Thomas (Yamadori), Carlos Giaquinta (Goro), Orestes Chlopecky (Comisario Imperial), Daniel Zuppa (Oficial del Registro), Mónica Sardi (Kate Pinkerton). Asociación de Profesores Orquesta del Teatro Argentino de La Plata.

Hay algo que no debería pasar inadvertido cuando se piensa en Madama Butterfly y es la propia idea Giacomo Puccini respecto de su obra. Sus palabras son más que elocuentes al referirse a Butterfly como su ópera más "sentida". Indudablemente Puccini encontraba en lo teatral una evidente fuente de inspiración y esta Madama Butterfly no es la excepción ya que fue adaptada de la obra teatral homónima de David Belasco. Originalmente concebida en dos actos, fue estrenada en el Teatro alla Scala de Milán el 17 de febrero de 1904 con nulo éxito. Luego de una revisión -en donde se introdujeron reelaboraciones que dieron lugar a los tres actos hoy conocidos- fue reestrenada unos meses más tarde en la ciudad de Brescia. Esta obra significa el primer acercamiento de Puccini con lo oriental, en el cual utiliza elementos tímbricos de marcado exotismo, melodías japonesas, para recrear el Nagasaki de donde es oriunda la joven heroína.

Dentro de los roles protagónicos para soprano son pocos los personajes de la literatura operística que tienen la difícil tarea de sostener la historia misma de una obra: uno de ellos es sin duda Cio-Cio-San. El rol requiere no solamente aparecer desde el principio al final de ópera, sino pasar por los diversos estados anímicos de la joven geisha japonesa, basándose en una vocalidad lírica, a veces tierna e indudablemente dramática y conmovedora. Cabe mencionar que Puccini no intentó mediante Madama Butterfly hacer un retrato de la idiosincrasia de la mujer japonesa sino más bien lo tomó como elemento en una obra donde convive el exotismo nipón con la pasión de la ópera italiana.

Eiko Senda (Cio-Cio-San) y Gustavo López Manzitti (Pinkerton)
en el primer acto de Madama Butterfly, Luna Park, 2006

El espectáculo ofrecido en un ámbito como el Luna Park contó con la ayuda de la megafonía para garantizar un óptimo sonido. Si bien con este tipo de incursiones la ópera gana masividad, acercándola a públicos menos especializados en el tema, pierde cuestiones físicas del sonido que solamente se generan en el espacio de una sala teatral sin amplificación por parte de micrófonos, como lo es la proyección vocal y el desarrollo del sonido. Para quien en algún momento oyó ópera en un teatro lírico advirtió que la voz del cantante tiene que sobrepasar a la orquesta. Ésta es condición sine qua non de un buen cantante, que solamente se logra mediante el aprendizaje de una correcta impostación vocal. De todos modos el sonido ofrecido en esta representación no fue parejo en todo momento, ya que se escucharon diferencias de volumen y algunas imperfecciones.

El elenco contó con el protagonismo de la soprano Eiko Senda. Si hay una característica ineludible desde el principio mismo de la obra, es el patetismo que en forma menos tangible muestra Butterfly en ese promisorio primer acto. Patetismo que por otra parte es el que conecta su desenlace final. La cantante japonesa tal vez descuidó este aspecto, centrándose más en la faceta "alegre" o esperanzadora de Butterfly. Su decir en algunos momentos careció de esa pasión italiana y la sonoridad de su canto presentó un amplio vibrato en el registro agudo. El poco querible rol de Pinkerton correspondió al tenor Gustavo López Manzitti que dio muestras de seguridad en la emisión, aún con leves titubeos en el registro agudo. En cambio su actitud escénica fue carente de seducción en el primer acto. El resto del elenco se desempeñó con suma discreción, pudiendo destacar el canto entregado de Alicia Cecotti como Suzuki y de Omar Carrión como Sharpless. Cecotti delineó una caracterización a la que le faltó la típica sumisión y nobleza que definen a este rol y, por su parte, Carrión aportó su característica emisión vocal, por momentos de escasa plenitud.

Afinidad estilística fue una notoria característica que tuvo la lectura de Reinaldo Censabella a cargo de la dirección musical de la obra. Supo guiar con criterio y adecuado fraseo a la orquesta, transmitiendo las sutilezas y coloridos propuestos por Puccini. Discreta y poco consistente fue la labor del coro: algo tirantes las voces femeninas en la entrada de Butterfly como también el conjunto general en el famoso coro a bocca chiusa.

Omar Carrión (Sharpless), Eiko Senda (Cio-Cio-San) y Alicia Cecotti (Suzuki)
en el segundo acto de Madama Butterfly, Luna Park, 2006

A cargo de la puesta en escena estuvo Daniel Suárez Marzal, quien había ofrecido una versión de la misma obra hace seis años en el Teatro Colón. Si bien discutible aquella versión, había logrado momentos de suma belleza, en cambio ésta careció de aquel elemento. Hubo un cierto desaprovechamiento de la oblicuidad en las entradas y salidas del escenario como también la espacialidad en la "casetta" de Butterfly. Fue demasiado efectista la proyección en el momento de la muerte de la protagonista, en donde un ojo lagrimeaba una gota de sangre, para luego ser cubierto por la misma. Le quitó la atención y fuerza teatral que ya de por sí están contenidas en el trágico final.

Lo remarcable de este tipo de espectáculos es, entre otras cuestiones, servirse de un espacio y tecnología poco frecuentes en un teatro habitual. Con ciertos elementos de impacto, una adecuada dirección musical y el atractivo de tener a una soprano japonesa como protagonista, se ofreció esta Madama Butterfly no demasiado apto para puristas del canto lírico, pero sí para aproximar -al menos en una primera instancia- a otro tipo de público.

Javier Villa

Imágenes gentileza Prensa Sigma6 Producciones. Fotografías de Guillermo Genitti.

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Publicado el 22 de septiembre de 2006

 
Publicado el 06/12/2006
     
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