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“La viuda alegre” en el Teatro Avenida : El discreto encanto de la burguesía
El despreocupado y alegre mundo de la opereta vienesa se hizo presente gracias a una buena labor de conjunto, una acertada dirección musical y la calidad vocal de Soledad de la Rosa y Armando Noguera. Por Ernesto Castagnino
 

Norberto Lara (Njegus), Armando Noguera (Conde Danilo) y
Soledad de la Rosa (Hanna) en el segundo acto de La viuda alegre,
Juventus Lyrica, Teatro Avenida, 2009

LA VIUDA ALEGRE, opereta en tres actos de Franz Lehár. Función del jueves 3 de septiembre de 2009 en el Teatro Avenida, organizada por Juventus Lyrica. Dirección musical: Carlos Calleja. Puesta en escena: Anna D'Anna y Gui Gallardo. Escenografía: Anna D'Anna. Vestuario: Ponchi Morpurgo. Iluminación: Anna D'Anna y Fernando Micucci. Coreógrafo: Igor Gopkalo. Reparto: Carlos Rivas (Barón Mirko Zeta), Sonia Stelman (Valencienne), Armando Noguera (Conde Danilo Danilowitsch), Soledad de la Rosa (Hanna Glawari), Sebastián Russo (Camille de Rosillon), Santiago Tiscornia (Vicomte Cascada), Hernán Sánchez Arteaga (Raoul de Saint Brioche), Norberto Lara (Njegus), Santiago Ballerini (Kromow), Juan Feico (Bogdanowitsch). Orquesta. Coro de Juventus Lyrica, director: Miguel Pesce. Ballet.

La opereta tiene su propia estirpe nobiliaria, y el compositor húngaro Franz Lehár se cuenta indudablemente entre la más alta realeza, junto al vienés Johann Strauss y al francés Jacques Offenbach. La viuda alegre (Die lustige Witwe), estrenada en Viena en 1905, es uno de los títulos más populares de un género que ha dado a la música melodías imborrables y pegadizas. La opereta posee sus propias convenciones (que comparte con la zarzuela, su pariente ibérica): los argumentos son, por lo general, de temática sentimental con final feliz (comedia de enredos, infidelidad conyugal, amores con diferencia de clase, etc.) salpicadas de temas secundarios más bien prosaicos y picarescos (exaltación de los placeres mundanos: la danza, la bebida, la sensualidad); las melodías poseen una estructura simple, son ligeras, amables y presentan elementos folclóricos europeos (czardas, polcas, boleros, etc.); posee diálogos hablados en lugar de recitativos y sus exigencias vocales suelen ser menores que las de la ópera.

El argumento de La viuda alegre podría definirse como una comedia romántica: en París, la millonaria viuda Hanna Glavari es asediada por pretendientes, aunque ella sólo busca la atención del libertino Conde Danilo Danilowitsch, más amigo del Maxim

 
Publicado el 12/09/2009
     
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