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Silvia Del Bianco : La Rítmica Dalcroze, una forma de habitar el cuerpo
Por Javier Villa
 

4. Lo artístico y su relación con el aprendizaje

A menudo lo artístico puede cobrar un halo de fascinación tan grande que suele dejar por fuera al aspecto formativo, es decir, a los procesos que posibilitaron el desarrollo de esos aprendizajes sistematizados. La charla nos va llevando por las argumentaciones que esgrime Silvia Del Bianco, en donde establece las relaciones que se dan entre lo artístico y lo educativo, como así también del lugar que ocupa el desarrollo de la percepción y la conciencia corporal.

¿Cómo repercute el trabajo del cuerpo en el quehacer del músico?
Cuando uno libera el cuerpo, cuando liberás la voz, el sonido se proyecta de una manera diferente. Se necesita estar conectado con uno mismo, que lo que uno está haciendo corporalmente no te queda grande, que está hecho para vos, y que lo que vos hacés tiene un aporte. Partimos de lo que cada uno puede hacer. Eso da una sensación de autenticidad, de verdad. Es algo verdadero.

Eso también pasa cuando uno observa a un artista en el escenario. A veces te das cuenta cuando alguien es realmente genuino o cuando usa gestos que están puestos desde afuera.
De afuera, tal cual.  Una formación importante en el músico de hoy, es tener ese tipo de complemento, porque a veces se puede sentir un poco perdido, porque no sabe bien cómo hacerlo.

¿Qué es para vos la musicalidad?
La musicalidad es la capacidad de transmitir lo que nosotros sentimos a través de la música. En términos de la Rítmica buscamos que el cuerpo sea un facilitador de esa transmisión. Por eso decimos que el cuerpo es el primer instrumento porque después vine el otro, aunque sea la voz trabajada. La musicalidad es la implicación en la noción del ser completo. Cuando tengo un cuerpo que suena, que tiene una emoción, que está presente, estoy en algo que es musical.

¿Pensás que la musicalidad es un camino directo a la expresión?
Seguro, sí. Pero también la expresión te permite desarrollar la musicalidad. Son las dos.

Una ayuda a la otra. ¡Qué interesante!
Una ayuda a la otra. A veces pensamos que primero tenemos que aprender algo y después le agregamos la musicalidad, la expresión. Creo que es una lástima porque partimos del principio que antes de la noción musical es cognitiva y no sensorial. Lo que a mí me gustó de la Rítmica es que las nociones son sensoriales. Evidentemente después voy a analizar la sensación y voy a tomar conciencia de eso, pero tengo las dos. Como ser humano tengo todo, tengo la percepción, tengo la emoción de esa percepción y tengo el pensamiento.

Los conceptos sobre la musicalidad nos vuelven a llevar hacia lo pedagógico porque allí reside el estímulo que haya tenido (o no) ese individuo en formación. Del mismo modo se pone de manifiesto la forma con la que un maestro o un profesor de música se posicionan frente a su propia musicalidad.

Todavía se siguen sosteniendo prácticas de la enseñanza que tienden a disgregar demasiado los elementos de la música.
Sí, de ir disociando. El otro aspecto es que el profesor de música no puede exigir musicalidad si él mismo no la tiene. Si no la tiene cuando habla, cuando da la consigna, cuando acompaña con la voz, cuando está haciendo una improvisación en la mesa sobre algo, porque es un lenguaje. Es como si yo quisiera aprender alemán y no quiero pronunciar. Necesito todo.

Todavía existe una creencia que asocia lo musical únicamente al talento. ¿Te parece que la educación musical tiene un desafío para poder revertir eso?
Sí, tiene un desafío muy grande. Además que como percepción, es una percepción que el ser humano tiene. ¿Qué persona

 
Publicado el 24/04/2018
     
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