Un Mozart no convencional como merecido homenaje
Teatro Avenida, Av. de Mayo 1222
Viernes 15 de Septiembre de 2006, 20.00

Escena del primer acto de La clemenza di Tito,
Buenos Aires Lírica, Teatro Avenida, 2006

LA CLEMENZA DI TITO, ópera seria en dos actos de Wolfgang Amadeus Mozart. Producción escénica 2003. Dirección musical: Luis Gorelik. Puesta en escena: Marcelo Lombardero. Reposición: Rita Cosentino. Escenografía: Daniel Feijoo. Vestuario: Luciana Gutman. Iluminación: Horacio Efron. Dirección del coro: Juan Casasbellas. Reparto: Carlos Ullán (Tito Vespasiano), Carla Filipcic Holm (Vitellia), Adriana Mastrángelo (Sesto), Vanesa Mautner (Annio), Ana Laura Menéndez (Servilia), Alejandro Meerapfel (Publio). Orquesta y Coro de Buenos Aires Lírica.

Con motivo del "redescubrimiento" y en el afán de ofrecer nuevos repertorios, La clemenza di Tito mozartiana volvió a ver la luz a mediados del siglo XX luego de un largo período de ostracismo. Sobre un texto de Pietro Metastasio -el cual ya había sido musicalizado por otros compositores, entre ellos Gluck-, Wolfgang Amadeus Mozart trabajó con asiduidad para el encargo que le había sido encomendado: una nueva ópera para celebrar la coronación de Leopoldo II como rey de Bohemia. Terminada en un tiempo breve y con la ayuda de su discípulo Franz Xaver Süssmayr que se encargó de los recitativos de la obra, no fue valorada en su estreno. Convengamos que hacia 1791 los ideales de la revolución francesa circulaban con fuerza por el resto de Europa; es así que la elección de la temática para esta coronación no respondió al azar. La idea de benevolencia y clemencia cabían justamente para una coronación y también para opacar un poco las ideas reaccionarias que empezaban a correr luego de 1789.

El libreto modernizado por el propio compositor, con la ayuda del libretista Caterino Mazzolà, sirvió como disparador para la inspirada vena mozartiana en donde la caracterización que ofrece de cada personaje hace olvidar los pasajes endebles propios de la historia. Esta ópera incluye solos de clarinete y de corno di basetto que brindan un atractivo singular en la concertación con los números de los cantantes. El tratamiento del ensamble con la línea melódica virtuosística del canto logra pasajes de gran compromiso técnico, como lo son el aria de Sesto del primer acto y el aria final de Vitellia.

A modo de homenaje en el 250º aniversario del nacimiento del compositor salzburgués, Buenos Aires Lírica repuso -con algunos cambios en el elenco- uno de los aciertos de su temporada inicial en 2003. En esta ocasión la dirección musical, a cargo de Luis Gorelik, careció en algunos aspectos de equilibrio, característica esencial del estilo mozartiano. El final del primer acto fue un claro ejemplo de esto, con un coro destemplado y casi desbordado en su volumen. Otro factor que incidió fue el titubeo del conjunto orquestal en cuanto a la afinación y ataques, perjudicando a veces el desempeño vocal de los intérpretes.

Carla Filipcic Holm como Vitellia en el segundo acto de La clemenza di Tito,
Buenos Aires Lírica, Teatro Avenida, 2006.

La homogeneidad en la elección del elenco fue uno de los aciertos de esta nueva versión. En el rol de Tito, Carlos Ullán mostró su elegante línea y el adecuado enfoque estilístico de su canto, a pesar de que abusara en percutir ciertas sílabas en los recitativos, para lograr una mayor expresividad. La soprano Carla Filipcic Holm una vez más se desenvolvió con suma solvencia actoral en su composición de la femme fatale Vitellia. La belleza de su voz y la credibilidad de su fraseo se sumaron al manejo y afinidad al estilo mozartiano. Solamente una cierta tendencia a atacar los agudos con un leve portamento empañó su desempeño vocal.

El rol atormentado, contrariado y confuso de Sesto fue interpretado por la mezzosoprano Adriana Mastrángelo, quien realizó desde el punto de vista escénico una elocuente labor. Desde el plano vocal, su técnica muestra signos de esfuerzo en la emisión, dificultando su canto y, en particular, el abordaje de las complejas coloraturas que posee la primer aria "Parto, ma tu ben mio" citada anteriormente. Como Annio se desempeñó Vanesa Mautner quien aportó seguridad y aplomo a su lectura. La soprano Ana Laura Menéndez, con una voz clara y timbrada aunque carente de redondez, ofreció una juvenil Servilia, sustentada en la belleza de su porte. Con aplomo actoral, Alejandro Meerapfel brindó una digna interpretación como Publio.

Escena final de La clemenza di Tito, Buenos Aires Lírica, Teatro Avenida, 2006

La reposición de la puesta de Marcelo Lombardero en manos de Rita Cosentino delineó un muy buen trabajo en favor de la dinámica de la representación. Situada en la atemporalidad que ofreció la sumatoria de elementos propios de la actualidad con otros propios de la época romana, el resultado privilegió los momentos de lucimiento de los solistas tanto en sus arias como en el marco grandilocuente de las escenas de conjunto. Fue significativo el cambio radical en la estética de la escena final, en el cual la escenografía y el vestuario emularon la época dieciochesca para la coronación de Tito.

La reposición de La clemenza di Tito por Buenos Aires Lírica resultó un merecido homenaje al genio mozartiano, a partir de una propuesta escénica no convencional y un reparto que se lució en lo actoral en algunos casos y en lo vocal en otros.

Javier Villa

Imágenes gentileza Prensa Buenos Aires Lírica. Fotografías de Liliana Morsia.

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Publicado el domingo 1 de octubre de 2006