Hablando un poquito del tipo de sonoridad en los distintos repertorios, solista, de cámara. ¿Cambia la manera de tocar? Sí, absolutamente. El solista está, tal cual como dice la palabra, solo. El sonido tiene que despedir, tiene que volar, tiene que trascender, tiene que ser un sonido como de cierto dominio de la atención del público. Hay que tener una actitud física y anímica de solista, porque si no, uno no sale a tocar. Tiene que ser una presencia fuerte y de convencimiento.
¿Cómo es trabajar el repertorio de música de cámara? Ahí hay que negociar, porque ahí negociamos todos ¿no? Hay que respetar al otro. Hay que consensuar sonoridades, criterios y opiniones. Estoy convencida que si uno siente respeto por el otro, el consenso se hace mucho más sencillo si es que alguno quiere tomar la batuta. Creo que en ese aspecto nadie tiene que dominar, por eso decía que el piano es un instrumento concertador pero nadie tiene que dominar, cada instrumento desde su sonoridad aporta al otro.
No hay una jerarquía por más que en una obra pueda haber pasajes de mayor o menor protagonismo de uno o de otro... No, exactamente. Además es muy distinto hacer música de cámara con cuerdas a hacerlo con vientos o un cantante, cada uno aporta su sonoridad. Por ejemplo, las cuerdas, como los vientos, tienen este privilegio de poder frasear y lograr un legato maravilloso que el piano, no nos olvidemos, es un instrumento de cuerda percutida; ahora si uno se propone |