Con el transcurrir del profesionalismo se afianzan más los valores de identidad, o las búsquedas propias de la actividad artística. En este tramo de la charla, Beatriz recorre sus primeros amores musicales y algunos que vendrían más adelante con su crecimiento personal.
¿Cuáles fueron tus compositores más afines? Desde que conocí y toqué alguna sonata de Beethoven, siempre sentí afinidad de temperamento, de carácter, una afinidad emotiva. Cuando fui madurando, creciendo, comencé a abordar otro tipo de obras, a conocer otro tipo de compositores, me fueron pasando los años también y las experiencias, fui cambiando cosas. Ese amor siempre lo tuve, tengo mucha afinidad; pero después se incorporaron los rusos, a partir del momento que descubrí a [Alexander] Scriabin, ahí se incorporaron los rusos y tuve durante muchos años una gran afinidad con Scriabin. Después sus compañeros, sus coetáneos como Rachmaninov...
¿Veías colores como Scriabin? (Ríe) No, a ese punto no llegué.
La charla sobre Scriabin nos lleva a la anécdota sobre la preparación de su concierto para piano, instancia que quedó trunca debido a situaciones extramusicales muy asociadas a este compositor ruso. |